Estructura productiva y desigualdad salarial: Evidencia para América Latina

Durante las últimas décadas las economías latinoamericanas han experimentado cambios distributivos significativos. Luego de un patrón creciente durante los ochenta y noventa, la desigualdad de ingresos se redujo a partir de comienzos de los dos mil, primero aceleradamente y luego a tasas más bajas, hasta alcanzar una meseta en los años recientes. Entender este patrón cambiante no es solo relevante académicamente, sino que resulta fundamental como insumo para los debates de política.

La literatura distributiva reciente ha examinado el papel de diversos factores en la dinámica distributiva de las economías latinoamericanas: el comercio internacional, los términos de intercambio, las políticas de salario mínimo, los programas de transferencias de ingreso, entre otros. En contraste, hay poca evidencia sobre la relación entre estructura productiva y distribución del ingreso, a pesar de que existen argumentos teóricos que vinculan ambas variables, así como evidencia que indica que la estructura sectorial de las economías latinoamericanas no se mantuvo fija a lo largo de las últimas décadas. El mecanismo más directo que vincularía ambos fenómenos es simple: si la intensidad de uso de factores difiere entre sectores productivos, un cambio exógeno en la estructura sectorial de la economía debería impactar sobre la demanda relativa de factores, alterar la estructura de remuneraciones de equilibrio y en consecuencia afectar la distribución del ingreso.

En un trabajo reciente examinamos los co-movimientos de la estructura sectorial de la producción y de las brechas salariales por calificación condicionadas en cada país de la región. A grandes rasgos, la participación en el valor agregado nacional de los sectores más intensivos en trabajo de alta calificación tuvo una dinámica semejante a la de la desigualdad laboral: creció significativamente y de manera continua en los noventa, se redujo en los dos mil y ha retomado un ritmo creciente, aunque más lento, desde fines de esa década.

Esta semejanza motiva a indagar en qué medida los cambios en la estructura productiva de los países de la región están asociados a la desigualdad de ingresos. Con ese objetivo, computamos un índice de estructura productiva, que aumenta a medida que crece la participación en el valor agregado nacional de los sectores intensivos en trabajo calificado en desmedro de los intensivos en trabajo no calificado.

El análisis de la relación entre las brechas salariales entre trabajadores calificados y no calificados y el cambio estructural, medido por el índice de estructura productiva, se realiza en un marco de regresiones por efectos fijos incluyendo diversos grupos de controles. El análisis implica el uso de información proveniente de encuestas de hogares de más de 10 millones de trabajadores latinoamericanos, en 16 países de la región, a lo largo del período 1991-2015.

Los resultados obtenidos sugieren que el cambio en la estructura productiva es un factor relevante para dar cuenta de la dinámica de la desigualdad salarial en la región. En particular, cuando crece la participación en el valor agregado de los sectores más intensivos en trabajo calificado, aumentan significativamente las primas salariales por educación. Según nuestras estimaciones, el cambio estructural puede dar cuenta de entre el 12% y el 16% de la variación total en las brechas salariales por calificación en promedio para América Latina.

Pese a que resulta claro que la evidencia encontrada en el trabajo no es necesariamente causal, consideramos que es lo suficientemente sugerente como para aportar a la discusión sobre un tema de enorme relevancia académica y social, como es el de los determinantes distributivos en América Latina.

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