Devaluación, caída del salario real, y ajuste de la calidad

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Por Andrés César / Julio-2019 /

Versión actualizada de la originalmente publicada en el blog Nada es Gratis.

El ingreso de los individuos es quizás el determinante más importante de sus hábitos de consumo. Naturalmente, también importan las características de las personas, el lugar donde viven, la composición del hogar, y sus gustos y costumbres, entre otros. En esta nota, estaré pensando en los habitantes de un país determinado en un período relativamente corto de tiempo (por ejemplo, de 2 a 6 años), y comentaré sobre el rol que tienen cambios bruscos en el ingreso/salario real para explicar el ajuste en la calidad de los bienes y servicios disponibles en dicha economía.

El crecimiento económico genera un incremento genuino del salario real, y las personas comienzan a demandar nuevos bienes y servicios. También demandan productos de mayor calidad (por ejemplo, cortes de carne más cotizados, vinos más añejos y refinados, ropas elaboradas con telas más suaves y mejores terminaciones, muebles más pulidos y sólidos, autos con más confort, etc.) y, simultáneamente, aumenta la participación de diversos servicios en el gasto total familiar (por ejemplo, educación, salud, recreación, hoteles y restaurants, etc.). Las empresas que logran mejorar la calidad sin aumentar demasiado sus costos (y por ende los precios), atendiendo a los gustos y preferencias de los consumidores, incrementan sus beneficios y pueden pagar salarios más altos. La mejora salarial potencia el crecimiento económico, permite mejorar la calidad de vida, y reinicia el círculo virtuoso. Sin embargo, diversos factores interrumpen los períodos de bonanza. Cuando una economía entra en recesión, muchas empresas salen del mercado, muchas personas pierden el empleo, y el ingreso de muchas familias disminuye. Las personas más afectadas buscan productos más baratos para ahorrar algo de dinero, y aquellas empresas que puedan satisfacer dicha demanda suelen estar mejor posicionadas para enfrentar la recesión. En este contexto, ¿cuál es el rol que juega el ajuste en la calidad de los bienes y servicios?.

Figura 1. Cambio en precios post devaluación

Notas. Coeficientes estimados a partir de 24 regresiones (2 para cada país) del log(precio) de las variedades importadas (6 dígitos x país de origen) en una variable binaria llamada “Post” (=0 en los tres años previos a la devaluación, =1 en los tres años posteriores). Una especificación incluye EF a nivel producto (azul) y otra EF a nivel variedad (roja). Cada variedad es ponderada por la participación en el valor total importado de la industria correspondiente. Errores estándar robustos clusterizados a nivel industria. Fuente. COMTRADE (Naciones Unidas).

Parte de mi tesis doctoral pretende responder a esta pregunta utilizando microdatos de comercio internacional que contienen información sobre precios y cantidades de todos los productos importados por muchos países del mundo. Estos datos son muy ricos por su alto grado de desagregación, por producto (más de 5,000 productos importados distintos) y por país de origen (en promedio, cada producto es importado desde 10 países distintos); y resultan especialmente útiles para estudiar cómo cambia la composición de la canasta de importaciones en diversos episodios de crisis caracterizados por una gran contracción del producto per cápita, fuerte depreciación de la moneda doméstica, y gran caída de las importaciones. La devaluación se utiliza como un cuasi-experimento que ocasiona una disminución (plausiblemente exógena) en el ingreso real promedio de los consumidores domésticos (medido en moneda extranjera). Luego, es posible estudiar cómo cambian los hábitos de consumo en respuesta a esta situación. Por ejemplo, rememoremos el triste final del régimen de convertibilidad, que fue un sistema de tipo de cambio fijo del peso argentino respecto al dólar estadounidense vigente durante 1991-2001.

Después de ocho años de crecimiento promedio cercano al 6%, Argentina se sumergió en una profunda y prolongada recesión a partir de 1999. Distintos factores coadyuvaron en esta etapa crítica, siendo los más significativos la crisis financiera y cambiaria de Brasil en 1999, un peso altamente sobrevaluado, y una deuda externa creciente (aumentó 134% en términos reales durante 1991-2001). La situación se agravó considerablemente cuando el gobierno realizó una serie de negociaciones de reestructuración de deuda que culminaron con el default de deuda más grande de la historia Argentina en Diciembre de 2001. La crisis de balanza de pagos se conjugó con una aguda crisis monetaria y bancaria, y una brusca salida de capitales que derivó en el colapso del régimen de convertibilidad. Argentina adoptó un régimen de tipo de cambio flexible que se hizo efectivo a partir de Enero de 2002. Durante el primer trimestre de 2002, el peso se devaluó cerca de 200% (llegando incluso a 265% en el mes de Junio), para terminar el año con un tipo de cambio nominal en torno a los 3,37 pesos por dólar. El nivel de traslado a precios de la devaluación fue notablemente bajo, pues la inflación medida por el índice de precios al consumidor (IPC) acumuló un 41% interanual a Diciembre de 2002 (de modo que el traslado a precios para este lapso fue de 18,44%). El tipo de cambio real aumentó 144% durante 2002. Ello se tradujo en una enorme reducción del poder de compra de los hogares argentinos, sobre todo en términos de bienes y servicios transables (cuyo precio internacional se mide en dólares). Es probable que el incremento en el costo de vida haya sido mayor para los hogares más pobres, porque estos destinan una mayor fracción del ingreso a bienes transables (sobre todo alimentos), y porque tienen menos posibilidades de sustitución dado que consumen variedades de menor calidad (Cravino y Levchenko, 2017).

Mi tesis se concentra en este episodio, pero también extiende el análisis a un conjunto de 12 episodios “similares”, caracterizados por una gran contracción del ingreso, fuerte depreciación de la moneda doméstica, y gran caída de las importaciones. Todos los episodios estudiados se caracterizan por un notable efecto composicional en la canasta de productos importados. El precio de los productos importados (medido en dólares, en aduana) se reduce fuertemente en los años que siguen a la depreciación real de la moneda (21% en promedio) (ver Figura 1), y también disminuye significativamente la calidad estimada de dichos productos (0,10 desvíos estándar con respecto a la calidad promedio de la industria en el año inicial).[1] Asimismo, aumenta la participación de las variedades de menor precio/calidad relativa en las importaciones totales de cada producto. Estos resultados están en línea con el argumento esbozado en el segundo párrafo. Es probable que estos hallazgos también se extiendan a todo el conjunto de bienes y servicios de la economía, incluyendo aquellos producidos dentro del país.

Hasta aquí, sabemos que el precio y la calidad de los productos importados disminuyen durante una recesión, y que los consumidores sustituyen hacia variedades de producto de menor calidad. Sin embargo, no conocemos la importancia relativa de los distintos factores mencionados. Si hacemos el supuesto habitual de que las firmas internacionales tienen poder de mercado, los precios pueden disminuir porque las empresas reducen sus márgenes de ganancia y/o porque disminuyen sus costos elaborando productos de menor calidad (más demandados en la nueva situación). Las implicancias en términos de bienestar de una u otra explicación son bien distintas.

En este contexto, se recurre a un modelo teórico sencillo para racionalizar la intuición de estos resultados, que a su vez permite cuantificar la importancia relativa de las distintas explicaciones. Una reducción del ingreso real altera la valoración relativa del precio y la calidad de los bienes. Es decir, se reduce el ingreso y los consumidores valoran más el dinero disponible, se preocupan más por el precio y menos por la calidad de los productos que consumen. Ello genera un aumento en la demanda relativa de aquellos productos de menor precio y menor calidad. Al mismo tiempo, la respuesta óptima de una empresa debe combinar una reducción del margen de ganancia con una disminución en la calidad del producto ofrecido. Lo interesante del modelo propuesto es que permite elaborar un índice de precios a nivel producto, y simular la respuesta (secuencial) de dicho índice frente a una caída en la disposición a pagar ocasionada por una reducción del ingreso real. De este modo, es posible descomponer la reducción del índice de precios a nivel producto en tres canales: (i) ajuste del margen de ganancia, (ii) ajuste de la calidad, y (iii) efecto sustitución entre distintas variedades de un mismo producto.

Para ser más preciso, técnicamente lo que propongo es un modelo de equilibrio parcial donde cada producto está compuesto por un conjunto de variedades verticalmente diferenciadas. Por el lado de la oferta, cada firma internacional produce sólo una de las variedades de un producto diferenciado, en un mercado caracterizado por competencia monopolística. Es decir, hay muchos vendedores de un mismo producto, que ofrecen distinta calidad, y cuyas decisiones (de precio y calidad) no afectan el precio que cobran los demás oferentes del producto. Por el lado de la demanda, cada consumidor elige aquella variedad que le provee una mayor utilidad. En este modelo se presenta un trade-off entre precio y calidad. Cuando cae el ingreso real, disminuye la disposición a pagar de los consumidores, y aumenta la valoración marginal del ingreso disponible (lo que equivale a valorar relativamente menos la calidad). Como consecuencia, las firmas tienen el incentivo de ajustar a la baja sus márgenes de ganancia y la calidad del producto que ofrecen. El cambio en ingresos, precios y calidades afecta la demanda que enfrenta cada firma, lo que produce un efecto composicional caracterizado por un aumento de la demanda de variedades de precio/calidad bajo en detrimento de aquellas de precio/calidad alto. El resultado final es una reducción en el precio de los productos. La estimación de los parámetros estructurales del modelo permite cuantificar la importancia relativa de los distintos mecanismos. A partir de las ecuaciones del modelo se simulan precios, calidades y niveles de demanda contrafactuales en los dos equilibrios (pre y post reducción del ingreso real) manteniendo constante el resto de los parámetros (e.g. costos de la firma). Luego, es posible calcular el índice de precios a nivel producto, y descomponer la variación que experimenta dicho índice (en respuesta a una caída del ingreso real) en los tres canales antes mencionados.

Los resultados de este ejercicio sugieren que el ajuste en la calidad de cada variedad explica (en promedio) alrededor del 50-57% de la reducción total del precio de un producto, el efecto sustitución explica alrededor de 31-41%, y el ajuste del margen de ganancia explica un 10-17%. Los resultados sugieren que el ajuste en la calidad de los bienes es el canal más importante para explicar la reducción del precio de los productos importados en los años que siguen a una depreciación de la moneda doméstica. El mecanismo de ajuste en la calidad no solo tiene implicancias en términos de bienestar, sino que es relevante para el entendimiento de fenómenos macroeconómicos muy estudiados en la literatura, como el efecto de las variaciones del ingreso real en la productividad, y el traslado incompleto de las devaluaciones hacia los precios domésticos.

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[1] Calidad refiere a todos aquellos atributos observables o inobservables valorados por los consumidores, que aumentan su disposición a pagar por determinado producto. Técnicamente, las medidas de calidad utilizadas se obtienen a partir de la estimación de un sistema de demanda de elección discreta. Intuitivamente, es la participación de mercado de una variedad controlando por su precio.
Brambilla, I., y César, A. (2018). “Import Price and Quality Adjustment After Exchange Rate Shocks,” working paper.
Cravino, J., y Levchenko, A. (2017). “The Distributional Consequences of Large Devaluations,” American Economic Review, Vol. 107(11): 3477-3509.
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