Sobre la Reciente Caída en la Tasa de Pobreza en Argentina
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Por Leopoldo Tornarolli / marzo-2018 /
Aunque el análisis de la evolución de las tasas de indigencia y pobreza es un elemento indispensable para evaluar el funcionamiento y mejorar el diseño de las políticas públicas, durante varios años Argentina no contó con esa información. A esa situación se llegó debido a los conocidos “desmanejos” en el INDEC en el período 2007-2015: entre 2007 y 2013 las tasas de indigencia y pobreza no fueron confiables debido a la sistemática subestimación de la tasa de inflación (y con ello de los valores monetarios de las líneas de indigencia y pobreza), mientras que en 2014 y 2015 directamente no se publicaron estimaciones.
En 2016 el INDEC retomó la publicación de las estimaciones oficiales de indigencia y pobreza. El organismo utilizó en esas estimaciones una metodología con algunas actualizaciones y modificaciones respecto a la que se empleaba hasta 2013. Por ello, los nuevos resultados no son comparables a los obtenidos con la metodología anterior, aun si se utilizan las líneas de indigencia y pobreza que surgen al usar datos de inflación “correctos”. Desafortunadamente, INDEC decidió no reestimar las series de indigencia y pobreza con la nueva metodología para el período anterior a 2016, lo que dificulta evaluar en un contexto más amplio las estimaciones obtenidas a partir de entonces.
En este trabajo [1] se proponen diversos ejercicios metodológicos que permiten construir series comparables de indigencia y pobreza para el período 2003-2017 a partir de la información disponible. La base sobre la que se asientan estos ejercicios para producir series comparables es la nueva metodología oficial de medición de indigencia y pobreza, por lo que cada nueva estimación que se vaya publicando en el futuro puede agregarse a esta serie, siempre y cuando INDEC no actualice y/o modifique su metodología.
La figura a continuación presenta la serie comparable de la tasa de pobreza para 2003-2017. Los resultados indican que hasta 2013 la tasa de pobreza siguió un patrón que era mayormente conocido, y que se puede analizar en sub-períodos: a) 2003-2007, la tasa de pobreza cayó rápidamente (hasta 37.6%) desde un valor inicial muy elevado (58.2%); b) 2007-2011, siguió cayendo la tasa de pobreza (hasta 28.0%), pero a menor velocidad; y c) 2011-2013, se estancó la evolución, con un 27.4% en la segunda mitad de 2013.
Desde 2014 los resultados son menos conocidos: hubo un fuerte aumento de 5 puntos porcentuales en la tasa de pobreza en 2014, con una recuperación parcial en la primera mitad de 2015, y los primero datos para 2016 indicaron que hubo un incremento estadísticamente significativo respecto a 2015. Desde entonces, la tasa de pobreza exhibió semestre a semestre una tendencia a la baja, afirmación que se reafirma con el dato del segundo semestre de 2017, donde se alcanzó el mínimo para la serie 2003-2017: 25.7%.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC (EPH-C).
Los resultados discutidos en los párrafos anteriores confirman una parte de la historia de la evolución de la pobreza que ya conocíamos, pero agregan información importante que permite analizar con un contexto más amplio las mediciones más recientes.
Posiblemente el resultado que invita a una interpretación más optimista, y que seguramente va a dominar las discusiones en los próximos días, sea el que se obtuvo en la estimación del segundo semestre de 2017. El optimismo se relaciona con la importante reducción en la incidencia de la pobreza que permitió llegar a valores mínimos de la serie. En menor o mayor medida es un resultado esperable partiendo de la situación de 2016: las estadísticas más recientes de mercado laboral muestran una clara mejora entre 2016 y 2017; la todavía alta tasa de inflación disminuyó bastante entre esos años; y las políticas sociales que transfieren ingresos a los sectores más vulnerables se mantuvieron sin mayores cambio en dicho período.
Pero la serie comparable provee otro resultado que explica en igual o mayor medida el valor mínimo de las serie: si bien las medidas de “normalización” de la economía que se implementaron entre fines de 2015 y comienzos de 2016 tuvieron un esperado efecto negativo a corto plazo en la tasa de pobreza, la magnitud de dicho efecto no fue demasiado grande, lo que permitió que una vez que se retomó la senda de recuperación de la actividad económica el punto de partida no estaba muy alejado del punto anterior a la aplicación de esas medidas.
A futuro la evolución de la tasa de pobreza va a estar ligada a la evolución de la actividad económica y a la capacidad de reducir la inflación que tenga el gobierno, como lo ha estado en los últimos semestres. Dado que en ambos frentes se esperan mejoras graduales en el corto plazo, no debería esperarse algo distinto respecto a la tasa de pobreza en los semestres venideros. Incluso, y dado que es bastante probable que la tasa de inflación no se reduzca tanto en 2017-2018 como lo hizo en 2016-2017, no sería de extrañar que los resultados de las próximas mediciones muestren una mejora más lenta que la que ha mostrado la estimación que presentó hoy el INDEC.
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[1] Tornarolli, Leopoldo. (2018). “Series Comparables de Indigencia y Pobreza: Una Propuesta Metodológica”, CEDLAS, Documento de Trabajo Nro. 226.
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